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consuelo vallejo delgado
La voz más dulce
“Dentro de algunos minutos abandonaría la silla para entrar bajo el mosquitero y confundirse con aquel pequeño cuerpo entre las sábanas. Si no por qué la respiración, si no por qué los golpes. Y la llama: el aire como llama, lenta, lenta, de un lado a otro, del quinqué a la ventana, del rincón a la pared, balanceando su masa atroz, precursora. Un cuerpo tan pequeño con una respiración tan grande para que la muerte entrara”
José Revueltas: El luto humano
Escultura-objeto y mariposas de papel amate, sonido y luz
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